Al igual que el vino, se puede catar la cerveza por tipos, considerando que esta bebida se clasifica en decenas de tipos distintos. Para la práctica de la cata se sugiere no tratar más de 6 cervezas distintas una misma sesión; comenzando con las menos alcohólicas para terminar con las de graduación más alta. El catador debe tener un termómetro pequeño a mano, lápiz y papel. Lo ideal es tener un cuaderno para las catas, de forma de mantener un registro de todas ellas.

Es ideal estar en un ambiente bien iluminado, libre de humo, y con una temperatura entre 18° y 20° C. Usar un mantel blanco, para observar bien las cervezas, un vaso con agua mineral sin gas, y trozos de pan o algunas galletitas saladas.

Por cada cerveza a catar,  lo ideal seria utilizar dos vasos. Uno para apreciar visualmente la cerveza, el cual se sirve con espuma, procurando que la misma alcance unos 1,5 a 2 cms de alto. El otro vaso es para el oler y degustar; se sirve por la mitad de su capacidad y sin espuma. La cerveza debe estar un par de grados por encima de la temperatura de consumo en el momento de la cata.

Es importante conocer de antemano la bebida que se catará, por lo cual es importante tener la mayor y más detallada información. Para ello hay preguntas que se completarán en el registro de la cata. ¿Qué tipo de cerveza es?,  una Ale, una Lager, etc. ¿De qué estilo es? Stout, Porter, Witbier, IPA,  etc. ¿De dónde proviene la cerveza ? indicar país, región, ciudad, etc.¿Qué grado alcohólico tiene? ¿Sus componentes?, y si tiene adiciones indicar, avena, arroz, maíz, frutas, etc.

En el vaso con espuma se apreciará del líquido: color, tonalidad, vivacidad, cristalinidad o turbidéz, gasificación y desprendimiento de burbujas; de la espuma: su consistencia, color y persistencia.

En el segundo vaso habrá cerveza servida por la mitad del vaso y sin espuma. Se buscará primero identificar a través del olfato alguno de los aromas de sus elementos esenciales, maltas, lúpulo y levaduras, etc.

Luego, se buscarán otros aromas como frutas, flores, maderas, etc. Se prestará mucha atención al alcohol, si es fuerte, intenso, suave, en especial, en las cervezas con alta graduación. Asimismo los aromas añadidos, como podría ser chocolate, o alguna fruta.

Finalmente si existen aromas indeseados, como a rancio, óxido, o humedad, y todo se anotará. Se tendrá una primera impresión que se realiza sin agitar el vaso, y luego una segunda aproximación para captar los aromas, moviendo el vaso en círculos. La cerveza es tan rica en aromas, que vale la pena detenerse lo suficiente en este aspecto, para reconocer cada uno.

Luego se degustará, y se hará en 2 tomas; primero se toma un sorbo pequeño para enjuagar la boca y empapar las papilas gustativas, y luego uno más grande, haciendo que la cerveza recorra toda la boca, identificando los diferentes sabores.

Por medio de la degustación podemos llegar a apreciar sabores a maltas, lúpulos y levaduras, especias y frutas añadidas, alcohol, y finalmente gustos ácidos como el del limón o algún otro cítrico. Se percibe el cuerpo de la cerveza, su viscosidad; una cerveza con mucho cuerpo se siente densa y casi se puede masticar, y las de poco cuerpo se sienten más líquidas. Se reconocen además notas gustativas como: suave, seca, refrescante, amarga, dulce, ácida, o afrutada.

En conclusión la cerveza dejará en el catador un recuerdo final, que se registra en el cuaderno, a través de ciertas preguntas: ¿Es una cerveza agradable de tomar?, ¿Se siente compleja de beber?, ¿Es una cerveza balanceada,  sus componentes son armoniosos y ninguno destaca en exceso sobre otros; o por el contrario es más bien desequilibrada?, ¿Invita a ser tomada nuevamente? Esto es lo más importante de la sensación general, si finalmente nos produce el deseo de volver a tomarla.